viernes, 18 de mayo de 2012

LA NUTRICIÓN Y LA MUJER DEPORTISTA

Hay que mejorar la nutrición de la mujer deportista

A la mujer que hace deporte se le recomienda mayor cantidad de calcio y un consumo más bajo de calorías que a sus compañeros varones. Esta es una conclusión del seminario Mujer y deporte celebrado en Santander.
la nutrición que debe seguir la mujer deportista es similar a la que se recomienda a los hombres que hacen deporte, aunque sí necesita menos calorías y una mayor cantidad de calcio. Con todo, la regla de oro en este aspecto pasa por una dieta variada y el necesario control médico.
Estas son algunas de las reflexiones de los expertos que han participado en el seminario Mujer y deporte, de la Universidad de Cantabria, que ha dirigido el catedrático de Fisiología Bernardo Marín, de la Universidad de Oviedo. Juan Ignacio Brime, profesor de Fisiología de ese mismo centro, se refirió a que en la mujer deportista "la cantidad de calorías que necesita ingerir es algo inferior al hombre, en torno a un 20 por ciento menos, mientras que se debe tener un especial cuidado en los niveles de hierro y calcio".
Anemia

Debido a la pérdida de flujo sanguíneo que provoca la menstruación, el déficit de hierro podría provocar anemia a la deportista, en tanto que las afectadas por la amenorrea "necesitan reforzar sus niveles de calcio porque sus huesos tienen más tendencia a desmineralizarse y a sufrir osteoporosis y fracturas".
Se trata de recomendaciones de gran importancia en la mujer, pero también el varón debe controlar su aporte cálcico. "El 70 por ciento de las personas, hagan deporte o no, y con independencia de sexos, toman menos calcio del que deben, que es el equivalente a un litro y medio de leche al día", observó el especialista asturiano.
Para Brime, que rechaza de plano hacer deporte de manera excesiva para luego dejarlo de golpe poco después, "más vale hacer unos minutos de gimnasia al día de forma controlada. Lo fundamental es comer variado y en la cantidad adecuada. Antes de los entrenamientos y los días previos a la competición conviene ingerir comidas ricas en azúcares; se trata de mantener una dieta equilibrada con abundancia de productos naturales".
El experto destacó que las deportistas que están en equipos profesionales tienen bien controlada su alimentación, pero, lo que no ocurre con las que lo practican a nivel de aficionado. "Van a su ritmo y siguen orientaciones nutricionales de oídas, y eso puede poner en peligro su estado de salud. Muchas personas que practican culturismo por su cuenta hacen auténticas barbaridades, pues en los gimnasios suele haber poco control a este respecto. La gente se cree que por hacer deporte ya mejora su salud, y en cambio se la están jugando negativamente al realizar ejercicio físico no programado, y sin preparación física ni nutricional".

Segundo plano

Para Bernardo Marín, director del seminario, "las mujeres deportistas han estado mucho tiempo relegadas por el machismo del hombre, pero son tan capaces de practicar deporte como ellos, aunque se les plantean algunos inconvenientes debido a sus diferentes condiciones fisiológicas y anatómicas". A juicio de Marín, hay que seguir investigando en los aspectos fisiopatológicos del deporte femenino y en enfermedades como la anorexia atlética, los trastornos de la menstruación y la osteoporosis, además de las dificultades relacionadas con la adaptación cardiocirculatoria, la composición corporal y los índices hormonales.

Masculinización

"La masculinización de la mujer deportista es un problema delicado. Aunque ellas no suelen reconocerlo, existen evidencias de que la práctica deportiva aumenta los niveles de testosterona salival y otros andrógenos, sobre todo en disciplinas duras como el atletismo. La influencia de esta composición hormonal en la apariencia física de las deportistas es un tema controvertido, aunque ser una buena deportista no es incompatible con tener una buena presencia. No olvidemos que el deporte de alta competición también es imagen y espectáculo", concluyó Marín.

Diferencias hombre-mujer

Los cuerpos del hombre y de la mujer no son iguales y la diferencia es aún más apreciable en los deportistas. La grasa del cuerpo en la edad adulta, entre los 20 y los 24 años, en el varón oscila entre el 12 y el 16 por ciento, mientras que en la mujer es de un 26 por ciento. Otras diferencias morfológicas son las relativas al ángulo Q, muy variable en la mujer, considerándose anormales si los valores son superiores a 15º en el varón y 20º en la mujer; a los cónditos femorales de la rodilla femenina, que suelen ser menos profundos y alojan menos la rótula de la mujer, y por lo tanto existe una cierta tendencia a la inestabilidad. Al elaborar programas de ejercicios en mujeres hay que tener en cuenta que sus extremidades son más cortas en relación a su talla corporal; de entre todas las diferencias, la más significativa es la del húmero, lo que se nota en algunos deportes de lanzamiento". También existen diferencias metabólicas entre ambos sexos: el masculino tiene un mayor número de hematíes en su sangre, y su hemoglobina también es superior en un 15 por ciento; por tanto, la mujer tiene una menor capacidad de transporte de oxígeno en sangre.
Un ejemplo explicativo: para que llegue un litro de oxígeno al músculo periférico se necesitarían bombear nueve litros de sangre en el sexo femenino, frente a los ocho que necesitaría el varón.

Fuente: Diariomedico.com

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