miércoles, 13 de marzo de 2013

LA VIAJADERA DE LOS PLANETAS...CAPITULO IV


                  





Seguimos con la publicación de las cartas de la "Viajadera de los Planetas" alrededor del Mundo... Emma Herrera.Ella ha elegido dedicarse a disfrutar de lo que más le gusta... la vida.Las distintas publicaciones están recopiladas en las cartas que escribe a su familia y amigos desde lugares muy diversos. Nosotros queremos hacer extensible esta experiencia con todos los que quieran leerla. Hoy comenzamos. No lo haremos por fechas correlativas sino por países que ella visita. Estas cartas las hemos distribuido por Capítulos. Esperamos que les guste, al menos, tanto como a nosotros. ¡Vale la pena!



Por Emma Herrera
La Viajadera de los Planetas


FINAL DE LA SUBIDA...  
Kota Bharu es una ciudad de Malasia, capital del estado de Kelantan, situado en la zona septentrional de Malasia Peninsular. Tiene una población de cerca de 430.000 habitantes habitantes. 
Estado de carácter islamista, cuenta con el 95% de la población musulmana. 



Mis queridos todos...

El camino hacia el Norte, resultó todo lo interesante que esperaba, los trayectos en tren fueron sabrosos y agradables.
Aprendí rápidamente la manera de hacerlo muy económico. Me confieso, uno de los trenes en la ruta (afortunadamente el elegido) te ofrece la posibilidad de comprar un ticket “biasa” (increíblemente barato) lo que significa que, únicamente te sientas si hay disponible un lugar. Viajé confortablemente cada recorrido ya que, haciendo alarde de frescura, me acomodaba en clase preferente (siempre vacíos) y cuando el revisor pasaba, después de una ojeada de sorpresa, se limitaba a remirar el billete y jamás ninguno trató de echarnos de esa zona hacia nuestro supuesto lugar. Imagino que pensaron en algún error a la hora de comprar el susodicho.
Villas y pequeñitas ciudades, se sucedieron en el camino durante las tres semanas de subida. No fueron, quizás, los lugares estéticamente deseados para el turismo tradicional, pero sí lo fueron desde el punto de vista humano. Nunca fue necesario hurgar demasiado, para encontrarme con una sorpresa interesante.
Muchos recuerdos para la memoria que convirtieron en inolvidable, ese cruce por el interior del país.
Sonrío al rememorar esa farmacia china tradicional del 1920, cubierta de cientos de cajones rellenos de hierbas y mejunjes, con un dueño casi tan antiguo como el lugar que, aún en estos días, continúa preparando sus remedios para su, sorprendentemente, nutrido grupo de incondicionales clientes.
Astillero cerca deKota Bahru
Recuerdo esa hermosa cafetería en una de minúscula y preciosa estación de tren, regentada por la misma familia desde los años 30, conservando intacto el mismo aspecto y aunque no tomé café, y las tostadas de las que tanto alardeaban (me parecieron mediocres), sentarme en una de sus sillas convirtiéndome en parte de su historia a disfrutar observando las idas y venidas de tantos que comienzan el día en este lugar, resultó una experiencia más que agradable.
No olvido esos barrios antiguos, donde a cada paso, me llevo a descubrir algo aún más atrás en el tiempo, invitándome a dejar volar la imaginación en momentos de manera desorbitada. Suspiro con las memorias de esas horas vividas al lado de algún río, rodeada de inmensos y frondosos árboles que se unían en las copas, creando como túneles, haciéndome sentir protegida y fuera del mundo momentáneamente.
Añoro esa cascada de agua fresca en la que me zambullí a la llegada, después de unas horas caminando por la selva húmeda y caliente.
Puedo percibir el olor de aquella exquisita sopa, preparada con leche de coco y curry, con la que me relamí y chupé los dedos, uno de los días, en aquel encantador mercado nocturno. 
Mercado nocturno de 
Pero lo mejor, evidentemente como siempre, fueron las gentes y sus vidas. Tal cual, sencilla, auténtica...toda una mezcla de diferentes razas, culturas, religiones e ideas que me volvieron a ofrecer la lección inolvidable que el respeto, la tolerancia y la convivencia, es posible. Todo un regalo de esperanza que me permite continuar en mis sueños.
De todos los lugares, quizás Kuala Lipis, merezca una mención especial, no por ser una bella e histórica diminuta ciudad, conocida como “la pequeña Londres”.
Situada estéticamente entre dos ríos, llegaron los ingleses en 1827 convirtiéndola, por su localización estratégica, en un activo e importante lugar. Lo que la hace diferente es, precisamente, todo lo contrario y, a pesar de su bello legado de la era colonial y otras reliquias, todo su esplendor ha pasado. Esta pintoresca y bonita población te permite disfrutar de la tranquilidad y amabilidad de sus habitantes, con los que entablé una relación mas íntima, seguramente influenciada por ser “la española”, y vivir con los lugareños la pérdida de nuestro equipo con Suiza en el mundial de ese año (este país tiene como favorito, para ganador, a la selección española).
El mas interesante e inolvidable tramo en la vía, fue el último, el tren local, el número 82, el único que queda de este tipo, el que traslada desde Gua Musang hasta Kota Bahru.
Estación de trenes en Gua Musang
Todo comenzó en la mañana temprano. En el cortito trayecto que separaba mo hotelito barato de la estación, con la luz del amanecer cubriendo con un tono dorado los acantilados que nos rodeaban. Después llegó la acción. Seis horas de trayecto, 30 paradas. esta parte del ferrocarril se construyó para conectar los pueblitos aislados que no tienen acceso por carretera. Si añadimos que ésta es, además, la parte más tradicional del país, el tiempo invertido se convierte en memorable.
Nuevamente me encuentro en Kota Bahru.
Visité el Consulado de Thailandia y me confirmaron que las Visas para el “país de las sonrisas” son, nuevamente, gratuitas así que, rápidamente sin colas ni esperas ni “clientes” (situación sorprendentemente increíble en cualquier consulado de ese país), me aplico para una Visa que, en estos momentos se concede fácilmente ya que el país se encuentra, turísticamente, hundido.
Mañana, o pasado, cruzaremos la frontera por este lado. No se preocupen por las noticias sobre esta zona del sureste de Thailandia. El problema en la región es de mucho tiempo atrás y, hasta el momento, parece irremediable. Ya se sabe, lo que en algunos lugares encuentras, en otros, no existe (respeto, tolerancia y convivencia). De cualquier manera seré cuidadosa y evitaré los pequeños enclaves radicales y las “bombas”.
Así, mis queridos todos, cuando cruce al país vecino, permaneceré allí unos 60 días, antse de regresar a Malaysia donde, a mediados de septiembre, comenzaremos con los trámites, bastante largos (unos 20 días) de una Visa para ir a la India, a donde volaremos a principios de octubre. Un billete muy barato (35 €), como comprenderán, ha tenido mucho que ver con la decisión de regresar a ese país que me cautivó tanto en su momento.

Continuaré contándoles porque, mientras uno de ustedes disfrute con ello, no escribiré eso de “colorín colorado, este cuento se ha acabado”.
La Viajadera de los Planetas



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